Celeste Rodríguez, de 30 años, se quitó la vida en la celda en la que estaba alojada en la Cárcel de Mujer tras el asesinato de su madre en Capilla del Monte el pasado mes de febrero.
Imputada por homicidio calificado, Celeste había terminado con la vida de Maria Rosa Ravertti, su madre de 59 años, quien estaba postrada en una cama tras sufrir un ACV, tener alzheimer y cáncer, asfixiándola con una almohada.
En el penal, Celeste estaba recibiendo tratamiento psicológico y, según trascendió, su defensa intentaba el cambio de carátula y su eventual libertad. La Voz publicó que la mujer tomó la autodeterminación el domingo a la noche, dos meses después de haber cometido el matricidio.
La historia de Celeste
“Rodríguez tenía a su cargo a su madre y a sus tres hijas. Sin trabajo y sin ayuda, la joven madre e hija se había quedado sola con las tareas de cuidado. De hecho, Celeste llegó a efectuar varios posteos en sus redes en las últimas semanas, dando cuenta de su desesperación en el hogar. La mujer decía que nadie le daba respuestas ni ayuda, pese a sus pedidos. En sus posteos, contaba que tenía a su cargo a tres hijas pequeñas y a una mamá absolutamente enferma. Aquel 1° de febrero pasado, Celeste tuvo la lucidez de mandar a sus tres hijas a la despensa para que hicieran unas compras. En realidad, se descubrió luego, no quería que vieran el espanto que iba a acontecer. Con una almohada, la mujer asfixió a su enferma madre. Acto seguido, llamó a la comisaría desde el celular. “Me las mandé con mi mamá. Vengan… Me las mandé”, le dijo, entre llantos, al policía que la atendió. Celeste nunca intentó fugarse ni cometer otra determinación.”, relató La Voz.
Desde aquel miércoles 1 de febrero a la noche, Celeste Rodríguez permanecía presa en la Cárcel de Mujeres.
Alojada en un pabellón especial, se encontraba imputada por homicidio calificado por el vínculo, a instancias de la fiscalía.