CONOCE LA ESCUELA QUE TIENE UN SOLO ALUMNO
Amboy. Luciano tiene un maestro, una portera y una escuela sólo para él. Añora tener compañeros, como hasta el año pasado. El niño, de 7 años, es el único alumno de la escuela rural Bernardino Rivadavia, del paraje San Roque, en el valle de Calamuchita.
El colegio llegó a tener 70 estudiantes décadas atrás, cuando habitaba un edificio que quedó sepultado 60 metros debajo del agua del último dique hecho en Córdoba. La construcción de la represa del río Grande, que formó el embalse Cerro Pelado, torció la historia del lugar.
No fue sólo eso: sobre todo medió el proceso de despoblamiento rural de las sierras. Como en toda la provincia y el país, los habitantes en zonas rurales son cada vez menos.
A fines de los ‘80, había unos 24 niños en esta escuela. En 2001, eran diez. Hoy, sólo uno.
La entonces empresa estatal Agua y Energía, encargada de la obra del dique, construyó otro colegio para reubicar el que quedó bajo agua.
“Antes con la escuela teníamos policía y dispensario; no quedó nada”, cuenta Mercedes González (59), cocinera desde hace un cuarto de siglo del colegio, del que también fue alumna en la década de 1960.
En el paraje San Roque sólo quedó la escuela, que sigue siendo el centro social de unas diez familias de la zona que continúan con la cría de animales a baja escala en el bonito lugar, con el lago Cerro Pelado como marco.
“La gente se tuvo que ir porque el agua tapó las casas. Nos dieron otra en el pueblo de Villa Amancay, pero allá estaban las parcelas de campo que teníamos y perdimos”, recordó Mercedes, que se ocupa de la limpieza y la comida de la escuela, y si hace falta se calza el rol de enfermera. “La obra del dique a algunos benefició y a otros perjudicó”, resumió.